19.1.06

Se pronuncia como se escribe.

"Die Spanier haben schlechte Karten", los españoles tienen "malas cartas", nos decía el profesor de alemán a mí y a otros compadres en clase, mientras explicaba algunas Delikatessen de la fonética alemana. Claro, estábamos allí para aprender, teníamos que hacerlo. Además vivíamos ya en Alemania, es decir que no había vuelta atrás. ¡Qué distinto lo pintaban en la "Guía de conversación español/alemán Yale", de 191 páginas! "El libro que recomendará´a sus amigos"... En la introducción se puede leer:

"Nada más fácil para un hispanohablante que aprender la pronunciación figurada de la lengua alemana. Para darse una idea de hasta qué punto es fácil, bastará decir que en alemán, al igual que en español, cada signo o fonograma se corresponde generalmente con un sólo sonido o fonema."

El autor (que por cierto no figura) utiliza dos expresiones de modo "poco noble". Una es "al igual que en español", que así leído deprisa, puede hacer creer a algún incauto que los idiomas se parecen, es más, que son prácticamente "la misma sopa" como dicen los alemanes. Pero no, se trata de que en ambos idiomas se da el fenómeno de que los signos escritos tienen una correspondencia fija con los sonidos que representan. Seguramente el mensaje oculto es "el alemán no es como el inglés, no se preocupe usted, que esto sí que podrá llegar a pronunciarlo".
El segundo truco está en "generalmente". Los que hayan pasado por esto, sabrán apreciar el valor real de este "generalmente".
En fin, el librito continua hablando de la pronunciación y valdría la pena citarlo al completo, pero sólo voy a incluir aquí la calificación que hace de los símbolos que en fonética se utilizan para diferenciar los sonidos:

"Tales símbolos sólo sirven para complicar lo que tratan de aclarar y su utilidad práctica es casi nula, pues hay fonemas alemanes, pocos, es cierto, sin equivalente castellano".

A mí esto me recuerda a Alejandro Magno deshaciendo el nudo gordiano.
Pero volviendo a las "malas cartas" que nos han tocado a los hispanohablantes, eso es algo que me planteo casi cada día, y seguramente lo que es más extraño para los extranjeros, es la "flexibilidad" del español en cuanto a pronunciación. El "juego" que existe en ese espacio entre sonidos vecinos y que cada uno estira o encoge según su humor o su acento, y que aún así nos permite entendernos (p.e. el tema de la 'b' y la 'v', la 's', 'c' y 'z', etc.).
El trabajo que cuesta introducir en la pronunciación estos nuevos límites depende de cada uno. Yo todavía estoy intentando que en las ventanillas, los funcionarios escriban mi nombre con 'p' en vez de con 'b' por ejemplo. Y lo curioso es que a los alemanes, que en principio tienen que "reducir" el repertorio, es decir, "olvidar" muchos matices que para ellos son importantes, también les resulta difícil. Es decir, que tanto introducir elementos como prescindir de ellos es una tarea casi igual de complicada, y esto se hace patente aún más en el aprendizaje de la gramática.

6 comentarios:

Zara dijo...

el libro del que habla usted es bueno?
donde se consigue?

D a n i dijo...
Este comentario ha sido eliminado por el autor.
D a n i dijo...

Coool! Comprendo perfectamente! Yo estudio Traducción/ Interpretación Alemán-Inglés y pucha que me sería útil ese libro. ¿Sabe si está en internet?

PD: Tengo un Profesor llamado David Poveda. ¡Qué coincidencia!

David dijo...

Hola Dani:
1. Esto lo escribí hace seis años, y desde entonces ha cambiado un poco mi perspectiva (espero que para mejor). Lo que no ha cambiado es que este libro que menciono aquí, carece de valor para cualquiera que se ocupe seriamente del tema del lenguaje en general, y de la fonología/fonética en particular. Si mi artículo despierta tu interés por él, es que me ha salido al revés de como pretendía, o bien tú y yo vivimos en mundos diferentes. Con gusto te regalaría mi ejemplar, pero no sé por dónde anda. Seguro que no lo tiré, porque tiene una colección de frases utilísimas como "por favor no me afeite a contrapelo" y cosas por el estilo, que me encantaban. En fin, mejor que encuentres tus propias interpretaciones y te alejes de libros como este.
Un saludo

Anónimo dijo...

No entiendo bien, ¿Cuáles son esas "Delikatessen" ?. No entiendo tampoco lo de las "malas cartas", me parece el artículo demasiado corto.

Llevo un tiempo aprendiendo alemán y me ha gustado mucho la ortografía y la pronunciación, le encuentro bastante sentido.
Gracias.

David dijo...

Hola anónimo:
es fantástico que te guste y le encuentres sentido al alemán; sin esos requisitos es inútil intentarlo. Si lo tienes claro, mejor no buscar problemas (Yo soy demasiado aficionado a los problemas, sobre todo los del lenguaje). Las malas cartas se refiere a nuestro repertorio fonético/fonológico, es decir a nuestra capacidad de articular y percibir sonidos; en nuestro caso (hispanohablantes) resulta que una serie de rasgos de los sonidos del alemán nos resultan muy difíciles de percibir y de reproducir, porque son ajenos a nuestro sistema y no hemos "crecido con ellos". Por ejemplo, en alemán es importante la diferencia entre vocales largas y cortas, cosa que no existe en español, igual que la diferencia entre B y V. Pero hay muchas más cosas que al principio pasan desapercibidas. Cuando leemos P en alemán, lo interpretamos como P en español, pero son cosas diferentes; para un alemán, nuestra P es una B, porque la P alemana es mucho más explosiva (esto se llama Voice Onset Time en fonética). En fin...aguzar el oído, afinar la lengua y disfrutar del proceso. ¡Que te siga gustando mucho tiempo!
Un saludo