29.9.07

Cita en Mallorca


Hasta este verano, yo nunca había hecho senderismo con auténticos aficionados a la montaña. Aunque tuvieron consideración con mi falta de experiencia, me llevaron por unos caminos que, para los peatones urbanos como yo, ni son camino ni sendero ni vereda que se le parezca. Sin embargo para ellos sí que lo eran, porque, y esto es lo que me llamó la atención, estaban citados; estaban llenos de citas.
Yo entendí casi enseguida de qué se trataba, aunque no había escuchado nunca citar ni cita con ese significado, y lo adopté inmediatamente como si fuera lo más lógico del mundo. Como estábamos en los montes de Mallorca, no sé si la expresión pertenece a la jerigonza de los senderistas en general o sólo a la de los mallorquines, pero sea como fuere me persiguió la idea durante el resto de las vacaciones.
El caso es que una cita en la montaña es una señal, una marca que indica por dónde sigue la senda. Hay distintas variantes, desde las más prácticas y menos estéticas, como son las cruces o puntos hechos con spray rojo, a las más atractivas y artísticas, que consisten en hacer un montoncito de piedras. Estas segundas son especialmente interesantes por varias razones; están hechas del material del camino mismo, de modo que hay que andar con ojo para reconocerlas. A cualquiera le llama la atención una mancha roja de pintura en una roca, pero saber si un montoncito de piedras es obra de un paisano que pasó por allí requiere un poco más de sensibilidad. Curiosamente los montones eran por lo menos de tres piedras (una piedra sobre otra puede ser puro azar de la naturaleza, tres empiezan a ser sospechosas), el caminante intenta dejar un rastro humano con los mínimos medios posibles. La mayoría se hacen muy deprisa, casi de cualquier manera, son poco más que un gesto, pero también hay quien se toma su tiempo (como el que hiciera la cita que se ve en la foto) añadiendo lo estético a lo útil. Otro factor importante es que es un acto efímero, que estas señales se "apagan", se extinguen, se destruyen con el tiempo (aquí el del reloj y el meteorológico comparten significante y significado) y hay que renovarlas constantemente, así que se trata de una obra realmente colectiva y anónima. Todo el que pasa cita o puede citar. Puede detenerse un poquito y pensar en los otros, "hablarles" del camino, "contarles" que se va por aquí o por allí. Y así acabé pensando que todo esto me estaba hablando en realidad de las palabras y del lenguaje, de que quizá nacieron igual que nacen los caminos, a fuerza de ese tránsito y ese trabajo colectivo, de ese producto "aleatorio" de amontonar piedritas o sonidos. El camino está citado, en el camino hay una cita, una alusión a algo que está fuera del camino o del texto pero que lo explica; otro caminante que ya lo anduvo u otro escribiente que ya lo escribió.