8.1.06

Autobienvenida

Un espacio para extrañarse de la propia lengua y encariñarse de la ajena.
Este blog trata más bien de reflexiones sobre el idioma español, provocadas por experiencias vividas en las clases con mis alumnos o durante el resto del tiempo, con otras personas y conmigo mismo.
No aspira a ser "didáctico" de momento, porque ya hay mucho material disponible en la red, aunque no descarto la posibilidad, y además, uno no aprende sólo con ejercicios.
Empieza siendo casi un simple "diario" (sin regularidad) de ocurrencias en torno a la vivencia del lenguaje, pero sin ánimo científico ni nada parecido. Digamos "reflexión sobre el lenguaje a nivel de usuario con inquietudes".
En principio espero que me sirva a mí, y después que sea de provecho a cualquier otro que lo visite.

4 comentarios:

Manuel dijo...

Pues para alimentar tus vivencias, te hago llegar la siguiente reflexión:

Estamos siempre muy prestos a reirnos de la persona cuasianalfabeta que dice "mondarina" en lugar de "mandarina" (por una identificación con el uso del objeto) o "cocreta" por "croqueta" (por falta de costumbre en los fonemas [k][r] consecutivos a comienzo de palabra).

Sin embargo, nuestra querida lengua ha bendecido y sancionado con la subida a los altares académicos, a alguno de estos "errores" infantiles. He aquí dos ejemplos: "guirnalda" cuando debería ser "guirlanda" de acuerdo con la etimología original de la palabra. O bien "cocodrilo" cuando debería ser "crocodilo" (por idéntica razón). En este caso, compartimos pecado con el italiano.

Lástima que no viva lo suficiente para partirme de risa cuando algún académico del futuro hable que comió "cocretas" y de postre "mondarinas"...

David dijo...

Aquí tocas varios temas interesantes. Es realmente curioso cómo las palabras que aparecen en varios idiomas sufren estas pequeñas (o grandes) transformaciones. Ejemplos entre el español y el alemán hay a montones, entre ellos el del cocodrilo. Posiblemente tengas razón en tu explicación fonética. Yo no soy lingüista, pero creo que hay algo más, porque /k/r/ al principio de palabra tenemos muchas:
cromo, crema, crin, craso, crisma, crujiente, y hasta el mismísimo Cristo. Seguramente sea determinante la segunda /k/ después de la /r/, no sé. Pero lo interesante realmente creo que es el hecho de que cada idioma tiene sus propias armonías y cadencias, y que unos sonidos llevan (o evitan) a otros. Y esto lleva más o menos directamente al terreno de la música ¿no?

David dijo...

He encontrado algo más sobre el asunto crocodilo. En linguística se llama "metástasis" a este tipo de cambios en las palabras, y este en concreto se dió durante la fase de transición del latín al español antiguo, junto con un montón de palabras más, y parece que se trata más de una transformación global del lenguaje en aquella época que de una transcripción "errónea" de la palabra.
Saludos

David dijo...

Ya ves qué fácil es equivocarse y cambiar unas vocales aquí, unas consonantes allá... en fin, que no es "metástasis" sino "metátesis". Ha sido un fallo tipo "asociativo inoportuno" (creo que no estoy hecho para los rigores científicos).