29.10.06

Ortografía razonable

El mundo de los signos escritos que representan sonidos es una de las cosas más complejas con las que uno se las puede encontrar en el terreno lingüístico. En un contexto "unilingual", la ortografía sólo la percibimos cuando "estorba". Esto quiere decir que la relación sonido-signo es, para la persona que sólo conoce su lengua materna, de uno a uno (1:1) salvo en los casos de incongruencia interna del idioma en si (por ejemplo letras que corresponden a más de un sonido o al revés).
El aprendizaje de un segundo idioma pone de manifiesto la relatividad de todo este nuestro "pequeño mundo", pero por lo general, no vamos más allá de experimentar un pequeño extrañamiento del tipo: "qué-curioso-cómo-pronuncian (escriben)-estos".
Una experiencia continuada con otra lengua ,o la adquisición de una tercera quizá, hace que nuestra creencia en la convención se vaya disolviendo, y la paleta de colores de nuestro propio idioma se integra poco a poco en un catálogo mucho más amplio.
Hasta el día de hoy, y desde el momento en que empezó en mi familia la aventura "trilingual", no he tenido ninguna duda de la capacidad de los humanos para adquirir dos, tres o más lenguas a la vez con naturalidad. Lo que me pregunto, ahora que estamos a las puertas del problema, es si resultará igual de fácil escribirlas, aunque ya me temo que la respuesta sea negativa.
De momento, y a falta de mayores y mejores teorías y teoremas, nos hemos puesto manos a la obra.


19.10.06

Los pronombres bailan 2

Si en una clase con principiantes alemanes yo pregunto: "¿Quién empieza?", más o menos el 90% de los alumnos responderá (si es que responden algo) : "mi". Yo me pregunto desde hace mucho por qué esto es así, por qué es más fuerte la interferencia del inglés que la de su propio idioma, y respuestas no tengo, pero me imagino cosas. A lo mejor es que tenemos una tendencia a pensar que todos los idiomas extraños comparten algo que es ajeno al nuestro, que el nuestro es, de alguna forma, "distinto" a todos los demás, o que todos los idiomas se parecen al inglés, no sé...
Sea como fuere, esto me lleva otra vez al tema del baile de los pronombres que interrumpimos antes de las vacaciones:
Cuando un pronombre es de uso facultativo (no obligatorio) quiere decir que desempeña una función significativa, o por lo menos "no automática". Esto es arriesgado decirlo, pero yo creo que un "ich" en alemán pasa mucho más desapercibido que un "yo" en español, simplemente porque aparece siempre que conjugamos un verbo en primera persona. En español sin embargo, cuando digo "yo" es por algo, y este "algo" no es fácil de transmitir al alumno.
En alemán lo explican como "Betonung" o "Hervorhebung", o sea "acento" o "énfasis", cuando queremos enfatizar o resaltar la persona del sujeto. Pero esta idea no basta, no cala en los alumnos porque en realidad nadie sabe a ciencia cierta lo que significa en este caso "énfasis" o "acento", igual que no saben lo que quiere decir "descripción" cuando intentamos explicar el pretérito imperfecto.
Una idea para empezar con buen pie (porque el baile de los pronombres tiene muchos palos) y con algo más concreto puede ser la de usar "yo" cuando queremos diferenciarnos de otro o de otros. Es decir, cuando la información no está centrada sólo en mí, sino que fluctúa de una persona a otra, se trata de mí con respecto a tí, tú una cosa pero yo otra, primero tú y luego yo, tú sí y en cambio yo no, etc. Es decir, que el pronombre es como un foco que ilumina el sujeto en cuestión, cuando la información fluctúa, se mueve. Por eso me lo imagino últimamente como una luz. Si me dirijo a alguien diciendo "", es como enfocarle con una linterna para atraer la atención sobre él, pero claro, la luz llega a molestar como molesta el "y tú tal porque tú cual, que tú esto, y tú aquello, y tú lo otro, y tú..." cuando hablamos a la misma persona. Del mismo modo, resulta ridículo, egocéntrico y exagerado cuando hablamos de nosotros diciendo : "yo tal y yo cual y yo esto y yo aquello y yo y yo y yo...", como si estuviéramos debajo de un foco y encima de un escenario.
Como ejemplo valga esta muestra del "Schlager" español más profundo. Lo mejor es escucharlo con ese "yo" a la argentina que le da Raphael : "Scho"

Como yo te amo, como yo te amo
convéncete, convéncete nadie te amará
Como yo te amo, como yo te amo
olvídate, olvídate nadie te amará,
nadie porque:
Yo te amo con la fuerza de los mares
Yo, te amo con el ímpetu del viento
Yo, te amo en la distancia y en el tiempo
Yo, te amo con mi alma y con mi sangre
Yo, te amo como el niño a su mañana
Yo, te amo como el hombre a su recuerdo
Yo, te amo a puro grito y en silencio
Yo, te amo de una forma sobrehumana
Yo, te amo en la alegría y en el llanto
Yo, te amo en el peligro y en la calma
Yo, te amo cuando gritas cuando callas
Yo, te amo tanto yo, te amo tanto yo….

10.10.06

Pan blanco y barreras.

Pan blanco y barreras arquitectónicas. Eso diría si me preguntaran qué encontré esta vez en mi país que no me gustara.
Hay una misteriosa contradicción entre esa colección de obstáculos que, por lo general, constituyen una agrupación urbana en España, y la naturaleza frágil, inconsistente de los materiales y la arquitectura. De aceras están dotadas las calles más notables, si no no existen, o son de dimensiones simbólicas.
Si te mueves, es casi imposible describir una línea recta, y aún más mantenerse en un solo nivel. En cambio si te quedas quieto y observas, Los espacios parecen mucho más accesibles que en otros paisajes. Muros que no separan, puertas que no cierran, ventanas que revelan salones, pasillos, medios dormitorios. No solo para el ojo, también para el oído: la tele, la risa, la bronca, que te subas, que si te bajas.
La brisa que te toca entra un momento después en un cajón del salón del cuarto piso, en la vida de otro.
En otros parajes son más fáciles los pasos, las subidas, las bajadas. Apoyarse con seguridad en un muro infranqueable, o llegar sin ningún obstáculo hasta una puerta que nunca se abrirá.