23.11.06

La carne se hizo palabra















Las representaciones en sección del aparato fonador humano son demasiado abstractas para suscitar algún "sentimiento" ante el fenómeno que pretenden explicar. Son demasiado funcionales. Falta la carne, la sangre y las mucosas, y sobre todo, el aire. Empujando, entrando, saliendo, comprimiéndose. Doblegándose o escapando apenas de los órganos activos, acariciando los pasivos y saliendo por fin en suspiro, rugido, murmullo, beso.
Es el cuerpo que habla. Es la piel, hueso y carne que reparten el aliento, que vibran y producen. Son ellos con su forma de nadar los que organizan el aspecto de nuestros mensajes. Ellos tienen el secreto del puzzle de cada palabra, de la armonía de las vocales, de la atracción o repulsión de unas con otras letras, la clave de lo irregular, de lo que no cuadra en las reglas pero es así porque sí, porque la cabeza quisiera hablar pero no puede porque la que habla es la carne por su boca de carne.


Aquí un link para curiosos


11.11.06

La lengua del salvaje

Cuando digo salvaje me refiero, en esta ocasión, a Tarzán; el prototipo del salvaje y, quizá por eso, el más inverosímil de todos. Para poder contemplarle le equipamos con un mínimo taparrabos, que es algo así como un calzoncillo salvaje como él, y para poder entenderle, le dotamos de lenguaje, porque el que tenía sólo vale para las fieras. Ahora necesita un lenguaje de nuestra categoría pero reducido, como su propio atuendo.
No sé si el diseño de este lenguaje de Tarzán les llevó mucho tiempo a los guionistas de las películas, si se documentarían y consultarían a expertos en lingüística, o si fueron los mismos encargados del vestuario los que se ocuparon de confeccionarle al personaje un habla de emergencia con algunos jirones del idioma.
Yo nunca analicé exactamente los rasgos del lenguaje de Tarzán, y hace mucho tiempo que no veo las películas, pero ahora pienso a veces en cómo serán las versiones en los distintos idiomas en los que se ha doblado. En español yo diría que hay tres puntos fundamentales: Ausencia de conjugación, ausencia de artículos y omisión del verbo ser y estar.
Volví a pensar en ello hace una semana, cuando con un grupo de principiantes practicábamos el famoso experimento "¿Qué es esto?- esto es una mesa", y todos olvidaban sistemáticamente el verbo ser: "esto una mesa". No era la primera vez, sino que sucede casi en todos los casos, y los artículos corren una suerte parecida. Son olvidados continuamente, tanto por principiantes como por avanzados, igual que se olvidan de conjugar los verbos.
Entonces ¿somos salvajes cada vez que aprendemos un idioma? Si utilizar los artículos es un signo de "refinamiento" o "civilización", ¿por qué no nos acompaña la necesidad de usarlos cuando aprendemos uno nuevo? ¿Son los idiomas sin artículos menos civilizados?¿Por qué nos olvidamos del verbo ser en "esto mesa" si no cuesta nada decirlo?
A lo mejor es el salvaje que sigue acechando, y aprovecha nuestra inseguridad para desatarse, para evitar que le pongamos la ropa, para comerse los artículos y los verbos copulativos, para trepar por los edificios con las manos desnudas.